Su situación privilegiada ha hecho que este pueblo de Badajoz guarde la huella de diferentes pueblos, que enriquecen su arquitectura y sus tradiciones.

Uno de los principales atractivos de este municipio pacense es su pasado como enclave estratégico árabe, ya que está situado en el límite entre Andalucía y Extremadura. Pero en la antigüedad también recibió la influencia de lusitanos, beturios y tartesos, y de los cristianos, quienes lo ocuparon en el siglo XIII y lo integraron a la Orden de Santiago.

El paso de los años no ha alterado su fisonomía tradicional, que aún puedes apreciar en sus edificios y en su fortaleza, que representa el hito más señalado del lugar. Erigida por los árabes y reconstruida por los cristianos, aún conserva la puerta en recodo, algunos aljibes y las mazmorras. Pero esto no es todo porque también puedes visitar otras dos iglesias de grandes proporciones: la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción y la iglesia de Nuestra Señora de la Granada, que guarda un retablo barroco y azulejería sevillana de gran valor.

Y es que en el pasado esta localidad estaba llena de ermitas, entre las que destacan la de los Mártires San Fabián o la de San Sebastián, de origen mudéjar.

Pero Montemolín también guarda otros lugares de interés como un puente medieval, las fuentes Grande y de la Bejarana, y numerosos escudos nobiliarios blasonando viejas casa solariegas. Un recorrido que no puedes dejar de hacer durante alguna de sus fiestas más destacadas, como la de Santiago Apóstol, San Isidro o San Blas, en las que podrás disfrutar de su típica gastronomía, formada por la caldereta, sus embutidos y el cochinillo frito.