«LA ALBUERA» EN MEMORIA.

Para las personas más jóvenes que han conocido la Albuhera tal como se encuentra en la actualidad, y para las mayores como recuerdo del origen de la «Albuhera», este escrito es parte de un amplio y estupendo artículo  titulado «La Albuhera  en memoria»  escribió por Esperanza A.S.

Vayamos paso a paso recordando el entorno por el recorrido que el agua hacia:

«Su manantial es desconocido, sale de allá por Valera y llega clara y fresca hasta los caños de bronce de la bonita Fuente Nueva, con sus mascarones que tampoco nadie supo su procedencia, y sus filos de mármol ahuecados por el paso y el peso de los barriles y cantaros de barro…»

«El agua caía de la taza de la fuerte al pilar de granito adosado a una de las paredes, que a modo de sitial la enmarcan. Allí abrevaba el ganado caballar y vacuno, … De ahí pasaba al -pilarino- donde los rebaños lanares saciaban su sed al pasar… De éste bajaba hasta nuestra querida Albuhera, aquel gran estanque rectangular que imprimía la majestad al lugar, el sello, la identidad, pues La Albuhera más que una alberca gigante, más que un abrevadero, más que un depósito de agua, era un hábitat acuícola, un pequeño ecosistema…»

«…El agua entraba por la parte de los Abañaeros y salía por el extremo opuesto, el de La Caldera, siendo conducida por una corta acequia hasta El Lavadero… Este se dividía en dos partes por un tabique, la del enjuagado y la del jabón, pero el agua enjabonada lo ocupaba todo, recorriéndose a La Caldera para el aclarado. Las paredes de alrededor, marrales, juncos y jaramagos asiduamente se cubrían de ropas ofrecidas al sol…»

«La Albuera como toda piscina que se precie iba creciendo en fondos y litros de agua y entre este lado y el ya citado opuesto La caldera, se extendía una prolongada zona intermedia con sus subzonas, conocida por todos como El Medio…»

«Avanzando una banda más por la geografía interior, en la exacta mitad entre el centro del Medio y Los Abañaeros estaba El Pico, una protuberancia pétrea de la base del estanque, al que se accedía a pie con poca dificultad…»

«Las paredes del estanque de piedras como las del camino, sin repello alguno servían a las personas de agarraderas para manos y pies ante la urgencia de un descanso o para escalar la salida, aunque ello se ejercía en El Medio, coronado por seis o siete lanchas que se tornaban en el agarradero final».

«Y vamos llegando al final, a La Caldera, que también tenía sus propias peculiaridades. De entrada, la profundidad… Allí estaba El Rincón, la esquina más próxima al Lavadero, el ángulo no recto, un trozo pequeño de borde enladrillado, la meta de todo aprendiz…El más apreciado para tirarse de cabeza y el adecuado para toda clase de piruetas, por ser tal vez el punto más hondo.»

«En el centro finalmente, La Marrá, el trampolín, el sitio de partida para las carreras de velocidad, un sillón rocoso, casi un trono…»

«Vinieron después años secos; llegó también el paro obrero y se produjeron entonces las primeras modificaciones: Se subieron las paredes de los Abañaeros, enfoscadas y blanquedas y el poyete quedó a la mitad de su nueva altura. Por la zona del medio se pusieron asideros de hierro en forma de escaleras y cuando el nivel del agua descendía al mínimo porque todo llenaba de allí para llevar a sus ganados, se aprovechaba para limpiarla, antes de que las aguas volvieran a cubrirla. Luego su limpieza se hizo habitual, previa al periodo de baños.»

 

Fuente: BLOG «NO LE DIGAS A MI MADRE QUE ESTOY HACIENDO FOTOS»