La flor, la medida que le dio mi hermana. Se llena un recipiente, según la cantidad que usted quiera hacer, de huevo. Bate el huevo, por regla generales un cazo o una medida que tenga, de plástico, la misma medida llena de huevo, se parten los huevos y se echan. Y ahora esa medida que se parten de huevo, se le echa la misma medida de agua, y se bate. Y ahora de harina la que vaya admitiendo. No tiene medida. Si no, según la espesura que tenga. Y ahora se pone un recipiente con aceite. Cuando está el aceite mu caliente, se mete un molde, y se calienta el molde, y después de calentao en el aceite, se mete en la mezcla esta que hemos hecho antes con los huevos y el harina. Y lo que coge -que eso solamente como un papelito-es lo que se fríe, la flor. Se echa en la sartén y se quita, se le da la vuelta… Y eso es lo que le llamamos flor. Tiene rabo, claro. Diríamos, este es el molde, esto tiene un rabo aquí. Se coge el rabo, se mete en la sartén, y cuando está bien caliente, se le pega la masa, el líquido ese de la flor. Y lo entras, entonces, como está… Tiene que estar bien caliente porque si no se te pega. Lo metes otra vez en el aceite caliente, al ratino tiras del molde y se queda las flores. Asín es.

(Santa María, 26. 7 . 97)