Las flores, pues, a cada seis huevos se le echan seis cucharadas de harina y se baten bien con una batidora. Hay un hierro [con forma de flor], ese negro, y se entran en el aceite caliente… ¡Que no me acordaba ya!. Se le echan también seis cascarones de agua. Se le pone el hierro en el aceite caliente y del aceite va a un cacharrito hondo con un líquido que haces. Ahí se mete el hierro cuando lo sacas del aceite caliente. Solo, el hierro despide el líquido en el aceite ese, hecho una flor. Y luego [al sacarlo] se envuelve en azúcar, en canela, y también en miel. Nosotros lo hacemos en azúcar y canela, porque la miel las gacha mucho, las pone flojas,y el azúcar las mantiene en pompa. Tienen más mérito por que está en pompa y están más bonitas, y en miel se ponen como un sombrero.
(Montemolín, 23. 10. 97)