Y esta gente de Sevilla, los andaluces, vienen mucho aquí a comprar los revortiyos, sí, les gustan mucho. Vamos, esos son los callos que se venden por ahí de vacuno y de cerdo y esas cosas. El guisao de revoltiyo es con la tripa, el mondongo y la sangre del animal. Chivos y corderos nada más. Las patas y las manos. Entonces eso lo pelan, lo preparan el mismo carnicero, lo limpian muy bien, lo escardan ellos y lo revuelven. Y le dicen revoltiyo porque lo hacen a trocitos y lo lían con la misma sangre y hacen la morcilla de sangre que le llaman. Entonces, se le echa un trozo de morcilla, los revortiyos y un trozo de la mano o bien la mano entera, pero una pata o lo que sea. Eso, se le pone patatas.
(Monesterio, tertulia, 95/6)