Porque las costillas, como se mataba en casa, pues se dejaban con bastante carne. No se rebajaban ni ná. Entonces, se freía y se metía de manteca, se freían, vamos, y se siguen friendo, con laurel y ajo y se le hace así, así,… Bueno, pero que se conservaban casi de un año para otro. Era el medio de tener carne en casa, porque no es como ahora que la hay a todas horas. Entonces tenía que ser así, excepto que se trajera del campo un pollo o alguna cosa de esas.
Después, ya se hacían con arroz. Se iban sacando, se le derretía en una sartén la manteca y ya se le hacía, se cocinaba con arroz, con patatas y con tomate. Y se sacaba a lo mejor solo un par de costillas. Y se freían un huevo.
(Santa María, 26. 7. 97/2)