CARACTERÍSTICAS GENERALES.

El águila culebrera (Circaetus gallicus), o culebrera europea, es la única rapaz europea especializada en cazar serpientes y otros reptiles. Su aspecto es algo inusual: sus grandes ojos de color ambarino y su ancha cabeza le dan un aspecto que recuerda al de un búho o una lechuza. Es una rapaz de tamaño medio-grande, cuya longitud varía entre los 64 y los 69 centímetros, y cuya envergadura alar varía entre los 1,55-1,80 metros; su peso estimado oscila entre el kilo y medio y los 2 kilos con 400 gramos.

El color del plumaje es variable, pero en general la coloración es pardo grisácea en las partes superiores y blanquecina en las inferiores, con algunas bandas pardas; la parte del cuello suele ser mayoritariamente parda con partes blancas.

La cabeza es enteramente parda (aunque hay ejemplares con la cabeza completamente blanca), el pico es negro con la base azulada y la cola presenta bandas oscuras sobre fondo blanco. Los inmaduros muestran tonos más claros. Si vemos desde abajo una rapaz en vuelo con alas anchas de puntas oscuras y las partes inferiores blanquecinas, es muy posible que se trate de una águila culebrera; asimismo, destacan las oscuras puntas de las alas con respecto a este color blanquecino.

Hábitat:

El águila culebrera precisa de campiñas abiertas y soleadas, con árboles diseminados o monte bajo.
Su área de distribución en dirección sur termina en el norte de África; hacia el este, en cambio, se extiende hasta muy adentradas las estepas asiáticas, bastante más allá de la India.

Las águilas culebreras son aves estrictamente migratorias, que pasan los inviernos en las sabanas próximas al ecuador, donde son nativas otra gran cantidad de especies culebreras. Nos abandona en septiembre y vuelve entre marzo y abril para criar.

Se haya distribuida por toda la Península Ibérica, aunque resulta menos común en el litoral cantábrico y en las extensas llanuras cultivadas de las dos mesetas. Un escaso número de individuos invernan en el sur peninsular.

Reproducción:

La hembra incuba en mayo y junio, durante aproximadamente 35 a 40 días, un único huevo blanco, cuya longitud supera los 70 mm y, frente a cualquier emergencia, se mantiene casi siempre sobre el nido.

El polluelo permanece entre 60 y 80 días en el nido, siendo abrigado al principio todavía por su madre, mientras el padre procura traer alimento para ambos.

La joven águila, ya en temprana edad, puede devorar serpientes que pesan mucho más que ella. La parte de serpiente no deglutida le cuelga del pico durante largo tiempo, siendo igualmente engullida, una vez que la digestión va progresando.

Los jóvenes son de una tonalidad de color mucho más pálida que los adultos, y presentan una cabeza temporalmente casi blanca.

Alimentación:

Se alimenta sobre todo de serpientes. Además, come lagartos, ranas, aves que viven en el suelo, caracoles o insectos.
Como ave de alimentación especializada, necesita un dilatado territorio de caza que, planeando a gran altura, escudriña en busca de sus víctimas. Una vez ha localizado a una, permanece cernida unos instantes en el aire aleteando.

Las águilas culebreras se atreven con serpientes de hasta dos metros de longitud, a cuyo alrededor bailotean dando aletazos, de tal manera que la serpiente no encuentra refugio posible frente a los picotazos posiblemente mortales del águila. Después, el águila la agarra por la nuca y la lucha llega a su fin. Normalmente, las águilas vencedoras emprenden el vuelo con la serpiente balanceándose pendiente de su pico, para devorarla en la copa de algún árbol. Si la serpiente es pequeña, se la tragan en vuelo.

El macho puede llevar hasta el nido grandes serpientes metidas en el buche, y el polluelo las saca como si tirara de una cuerda.