La fundación de la localidad y de su templo respondió a la conmemoración de una leyenda que conecta con un milagro realizado por Nuestra Señora, semejante al de Tentudía.
Al igual que en la parroquial de Pallares este edificio pasó de ser ermita a iglesia parroquial hacia 1783.
El templo es de pequeñas dimensiones y de fábrica de mampostería, parcialmente encalada. A ella accedemos por los pies, tras sobrepasar un reducido atrio. La planta es de nave única y dividida en cuatro tramos cubiertos con bóveda de cañón y lunetos – para los tres primeros- y de arista con algunos nervios -para el último-. Lo más interesante es el cerramiento del testero, practicado con una airosa cúpula, por el interior, y un pronunciado cimborrio con cubierta de teja, por el exterior. No debemos olvidar su estilizada torre, de marcado gusto mudéjar de planta cuadrada y cuatro vanos.