Del edificio original del siglo XV subsiste el enorme cubo -hoy conocido como “torre vieja”- que envuelve a la capilla mayor. En el XVI se construye la sacristía, un siglo más tarde las portadas laterales y, ya en el XVIII, se organiza definitivamente el interior mediante una sola nave cubierta con bóveda de cañón dividida en seis tramos, disponiéndose capillas de poca profundidad entre los contrafuertes. También entonces se rehace la sacristía, se construye la balaustrada y la espadaña de tres cuerpos del cabecero, y se levanta con lentitud la torre, cuya acusada verticalidad armoniza con la longitud de la nave.
Su riqueza mueble es muy variada. Destaca, ante todo, el monumental retablo mayor, ejecutado a mediados del setecientos, aunque la imagen de la Virgen de la Granada, antigua patrona de la villa, instalada en el camarín, es obra del siglo XVI. Buena parte de los retablos laterales procede de otros templos, ofreciendo un rico muestrario de pintura y escultura barrocas. Son también de gran interés los lienzos y el Cristo de pasta de papel situados en la capilla del Sagrario.
La pila bautismal, de mármol blanco con refinada decoración, es del siglo XVI. En ella hubo de ser bautizado Francisco de Zurbarán.