Mira, antes cuando llovía y como llovía tanto-no es como ahora, ahora nos ha venido la lluvia este año pero ahora no llueve pues los más mayores de la casa partían las almendras. Que casi lo el mundo, o te la regalaban o ibas a cogerlas. Hay muchos almendros por aquí y por casi toda la zona nuestra. Entonces te la daban cuando la uva, te daban las almendras. Y luego, esos días de agua tan grandes, alrededor de la candela se partían las almendras. Y esas almendras se iban guardando.
Entonces, para hacer los polvorones, tú pones la misma cantidad de almendra. Pones un kilo de almendra tostada y un kilo de azúcar. Entonces la almendra lo único que se le hace es quitarle la cascara esa que lleva por fuera. La metes en agua caliente, se la quitas muy bien y luego se deja que se seque la almendra. Y también se muele y se tuesta. Lo de dentro, porque la primera ya se lo has quitao, una cascara marrón que tiene, entonces, esa, ya la pasas.
Se le ponía manteca de cerdo y se hacía como una masa finita. No se metía al horno ni nada. Y se hacían unos cortadillos con uno vaso o algo y se envolvían en papel fino. Y esos eran nuestros polvorones. Y estaban buenísimos, que de hecho yo muchas veces los he hecho cuando no estaba aquí, fuera, y a la gente le ha gustao. Le ha gustao porque son cosas que son muy tradicionales. Eso.
Antes, y yo la tengo de mi madre, teníamos una maquina pequeñita, que es con la que se picaba antes la carne en las cocinas. Pues por ahí es por donde se pasaba la almendra. Entonces como a esa almendra le tenías quitada la cáscara y lo que haces después es tostarla nada más. Pues tostabas la harina, la almendra y la azúcar todo en una sartén o, si tenías, un horno. En casa de mi madre había siempre un horno de esos antiguos, que era el horno del pan. Pues allí se tostaba.
(Bienvenida, antigua emigrante, 27. 11. 97)